miércoles, 9 de febrero de 2011

Nos la meten doblada

Este año, concretamente el día 1 de enero, ha subido el “recibo de la luz”. Y los cálculos revelan que la subida ha sido del 9,8 % (recordemos el valor normal de la aceleración de la gravedad). Sin embargo, hay que tener en cuenta que una parte importante de lo que nos facturan en el recibo corresponde al IVA (actualmente del 18 %) y al llamado “impuesto eléctrico”. Este último, creado por el artículo 7 de la Ley 66/1997, sobre Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social, que entró en vigor el 1 de enero de 1998, tiene como objetivo básico lograr los recursos necesarios para compensar la supresión del recargo en concepto de “coste específico asignado a la minería del carbón”, e incluye también la amortización a las empresas eléctricas de los gastos originados por la moratoria nuclear, así como el desarrollo de energías renovables, tales como la solar.
El importe de este impuesto eléctrico se obtiene aplicando el 5,113 % a la suma de los apartados correspondientes a la potencia contratada y a la energía consumida por cada usuario.
Hasta aquí todo parece correcto, aunque habría que analizar a fondo la posible ilegalidad de aplicar este impuesto a la potencia contratada, pues esta no es un bien consumido realmente por el usuario; pero, en fin…
Lo que ya no parece de recibo es que al impuesto eléctrico se le aplique al final el IVA: un impuesto sobre otro impuesto. ¿Qué explicación se le puede dar a esto? La única que encuentro no deja de ser razonable: el IVA del impuesto eléctrico se aproxima a los 200 millones de euros anuales. ¿Quién le va a hacer ascos a un regalo tan apetitoso?

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