El día 31 de julio, después de desayunar, salimos en autocar en dirección al monasterio de de Rila. Este monasterio, fundado en el siglo X por San Juan de Rila (cortesano búlgaro conocido como Iván Rilski), se encuentra a 120 km al sur de Sofia en las profundidades de una reserva boscosa a orillas del río Rilski, a unos 1250 m de altitud, y constituye el ejemplo más impresionante de la arquitectura del resurgimiento nacional búlgaro. Gracias a las generosas aportaciones de sucesivos reyes, el monasterio floreció hasta que las incursiones otomanas lo destruyeron a finales del siglo XV. La Iglesia ortodoxa rusa realizó donaciones para su restauración, mientras los monjes luchaban por conservar el idioma y la historia búlgaros durante los períodos más represivos del dominio otomano. El monasterio quedó devastado por un incendio en 1833, pero fue reconstruido por las aportaciones de los búlgaros adinerados.
El nombre de Rila es de origen tracio y significa “montaña bien regada”, a causa de la abundancia de lagos glaciares (unos 200) en todo el macizo montañoso en que se encuentra el monasterio. Algunos de los ríos más largos y rápidos de los Balcanes, incluyendo los Maritsa, Iskar y Mesta, nacen en Rila. En lo que respecta a la orografía, el pico más alto de Bulgaria es el Musala (2925 metros), que se encuentra en el macizo de Rila.
En el camino hacia Rila pudimos observar, en la carretera que se dirige hacia el Sur -y que pronto será sustituida por una autopista, cuyas obras avanzan a buen ritmo-, señales en las que figura la palabra Kulata, acompañada de un número: su significado es el número de kilómetros que restan hasta la frontera con Grecia. También al lado de la carretera, nos encontramos con naves de almacenamiento de coches usados que sirven de base a un floreciente comercio de vehículos de segunda mano, que aprovisiona incluso a los países limítrofes.Entramos en el monasterio de Rila por la puerta oeste, llamada Dupritsa. A su derecha se encuentra el Museo del Tesoro, ubicado en el ala sur. La mayor joya del museo es la Cruz de Rafael, que presenta un conjunto de escenas bíblicas talladas con aguja encerradas en diminutos marcos de plata. También se pueden apreciar colecciones de armas, libros, bandejas eclesiásticas, un trono episcopal, las puertas talladas de la torre de Hrelyo y dos iconos del siglo XIV de San Juan de Rila.
El patio interior del monasterio es amplio y luminoso. Su tracería de arcos con franjas rojas, blancas y negras recrea la fachada de la iglesia de la Natividad y enmarca más de 300 celdas para monjes.
La torre de Hreylo, la estructura más antigua que se conserva del monasterio, fue construida en 1334 por el señor feudal Hreylo Dragoval. Su planta superior está ocupada por una pequeña capilla con frescos desiglo XIV, que se abre al público en algunas ocasiones.
La iglesia de la Natividad se comenzó a construir en 1835, bajo la supervisión del maestro constructor Pavel, procedente de Krimin, que había trabajado en el montes Athos en Grecia. Los murales del interior reproducen escenas bíblicas con un vivo colorido y multitud de detalles, y los muros están cubiertos por iconos. A la puerta de la iglesia, mientras nosotros mirábamos, un pope, con su típica barba y sotana negra, revisaba meticulosamente la vestimenta de las mujeres que accedían al interior, procurando evitar, de esta forma, que sus atuendos fuesen indecorosos.
El ala norte del monasterio, a la izquierda de la puerta Dupritsa, alberga la antigua cocina y conduce hacia la puerta este (Samokov), que da acceso al Museo Agrícola del Monasterio y a un conjunto de restaurantes y tiendas de souvenirs.
Al regreso, comimos -trucha de Rila y ensalada- en el restaurante Gorski Kut, a 5 km del monasterio, a orillas del río Rilska; y en el viaje hacia Sofia, en el pueblo de Kocherinovo, nos sorprendió una pedrada en luna delantera del autocar, por parte de unos chiquillos que no pudieron ser localizados por el conductor: una trastada que pudo resultar peligrosa.
Ya en Sofia, nos detuvimos a ver la iglesia de Boyana, edificio de dos pisos formado por tres alas. Esta iglesia, declarada en 1979 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es célebre por sus frescos, realizados en 1259 por Sebastocrator Kaloyan sobre otros más antiguos; constituyen, en total, 89 escenas con 240 figuras humanas.
Cenamos en el restaurante del hotel que, según las guías turísticas, ofrece a sus clientes cocina internacional.
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