martes, 26 de mayo de 2009

Un ordenador, un voto

Los que hemos alcanzado, por edad, la categoría de padres o abuelos tenemos motivos sobrados para sentirnos satisfechos. Hace pocos días, el presidente Zapatero ha anunciado la concesión de un ordenador portátil a cada uno de los alumnos de quinto de Primaria. A falta de un análisis cuidadoso, la noticia, que afecta a 420.000 alumnos de toda España, parece ser francamente satisfactoria. Sin embargo, habrá que esperar unos días, hasta que se celebren las elecciones al Parlamento Europeo, para saber con seguridad si todo se reduce a una simple promesa electoral, destinada, como la mayoría de ellas, a ser olvidada al día siguiente, o si, por el contrario, la decisión de ZP tiene como objetivo culturizar a la chavalería de nuestro país, que anda con las neuronas un poco bajas, debatiéndose en los últimos puestos del ranking europeo.
Si se trata de esto último, como supongo, cabe felicitarnos por la feliz idea, aunque algunas Comunidades, como Asturias, empiezan a poner pegas, pues dicen que solo concederán ordenadores a los alumnos cuyos Centros elaboren un “plan de usos” satisfactorio.
Pero si se solucionan todos los problemas y a cada chaval de quinto se le obsequia con un portátil, mi satisfacción por ello no tendría límites. Ya está bien de comprar libros de papel y de utilizar en clase cuadernos que tantos árboles aniquilan. Necesitamos chicos que amen a la Naturaleza y que sepan utilizar adecuadamente los ordenadores. ¿Qué importa que los empleen para matar marcianitos o incluso para navegar por páginas porno? Lo importante es que no queden atascados en los avances tecnológicos.
Todavía hay algunos que piensan que sería mejor que los Centros de Primaria y Secundaria dispusiesen de pizarras digitales. No se dan cuenta, ¡pobrecitos!, de que tales pizarras servirían para impartir conocimientos y eso no “mola” a los chavales. Hay que ser realistas: es mejor la idea de los ordenadores Con ellos se puede estimular muy positivamente a los padres y madres de los alumnos para que en las próximas elecciones sepan claramente a quién votar. No estaría mal el eslogan: “un ordenador, un voto”.

jueves, 21 de mayo de 2009

Fiesta en el túnel

Los recuerdos de muchos sucesos que en otro tiempo nos impactaron suelen reducirse, con el paso de los días, a una leve neblina que embota, oscureciéndola, una parte de nuestra memoria.
Olvidamos casi todas las cosas que nos han sucedido, hasta que de repente, como el fogonazo de un flash en una habitación oscura, cobra vida el recuerdo de lo que parecía olvidado.
Hago estos comentarios que pueden parecer un tanto filosóficos (o cursis, si se prefiere) porque de pronto se me ha venido a la memoria el recuerdo del túnel del metrotren, ese túnel tan criticado en su día, que fue luego construido y más tarde olvidado. ¿Qué fue de él? ¿Por qué tanto esperar a que el metroten entre en funcionamiento? ¿Es que no hay dinero suficiente para ello? ¿O es que la paternidad de su diseño no se considera políticamente correcta?
Mientras tanto, los trabajos de adecuación del terreno de la Semana Negra, al lado mismo de la antigua Escuela de Ingenieros y de la Escuela de Náutica, transcurren a un ritmo frenético, a pesar de las quejas de los vecinos, del Rector de la Universidad y de la crisis reinante.
Esto me hace pensar: ¿Qué sucedería si la idea del metrotren se hubiese debido a Paco Ignacio Taibo? ¿Seguiría el túnel inhábil como ahora? Se me ocurre que con una iluminación apropiada bien podrían celebrarse en su interior los actos de la Semana Negra. Taibo y sus correligionarios llegarían en el tren al son de pífanos y tambores, saludando a la gente aglomerada en los chiringuitos. Y un dulce aroma de grufas y calamares se esparciría como incienso bajo la bóveda del túnel. ¡Qué gran escenario para tan excelso acontecimiento!