sábado, 29 de enero de 2011

Trabajad, malditos, trabajad

Fuente: http://www.llosa.cat/index_gat.htm

Según la prensa, que a diario nos sobresalta con sus noticias, el Gobierno ha encontrado apoyo en Convergència i Unió para sacar adelante en el Congreso el retraso hasta los 67 años en la edad de jubilación. Parece ser -dicen- que de esta forma se podrán sanear la Seguridad Social y el fondo de pensiones; aunque, en contrapartida se calcula que este retraso irá acompañado de una reducción de la pensión media de entre el 12 % y el 15 %, en función de los años de afiliación a la Seguridad Social de la persona que se jubila, siendo precisos 37 años de cotización para cobrar la pensión máxima.
Siempre que el Gobierno quiere justificar una medida que puede resultar impopular, lo que hace es argüir que en otros países de la Unión Europea se han adoptado disposiciones semejantes, olvidándose de que en esos países el nivel de vida y las prestaciones sociales son muy superiores a las nuestras y, sobre todo, que el nivel de desempleo es incomparablemente más bajo que en España. Y cuando no es así, cuando no existe posibilidad alguna de comparación con el extranjero, siempre se puede echar la culpa a la crisis económica negada hasta hace poco, al PP, a la Guerra Civil, o incluso a Pelayo…, cuya victoria en Covadonga sobre los moros pudo servir para dificultar, en su día, la implantación de la Alianza de Civilizaciones…
A mí, personalmente, hay cosas que no me encajan. Si un trabajador determinado se jubila dos años más tarde, eso, a mi modo de ver, tiene que implicar forzosamente que un joven parado se incorpore al sistema productivo dos años más tarde y cotice al fondo de pensiones dos años menos. ¿Dónde está la ventaja?
Confieso mi desconocimiento acerca de temas económicos. Supongo que los expertos del Gobierno han realizado los cálculos oportunos y que tienen toda la razón del mundo al jubilarnos más tarde. No quiero pensar qué sería de nosotros en caso contrario…Pero me asaltan dudas.
Quién sabe si en un futuro no muy lejano la situación que refleja la viñeta que, a modo de chiste gráfico, ilustra este artículo se pueda convertir en realidad. ¡Dios nos coja a todos confesados!

sábado, 22 de enero de 2011

Se acaba el chocolate


Toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras.
(Génesis, 11.1)

Yo siempre creí que la utilización de una única lengua resultaría, en general, beneficiosa, en el sentido de que favorecería la comunicación fluida entre las gentes. Esta unificación lingüística ejercería también su influencia en muchos otros ámbitos de la actividad humana, ¡incluso en del de la Arquitectura! Buena prueba de ello la tenemos en el suceso tan conocido de la torre de Babel, cuya construcción tuvo que ser suspendida a causa de la falta de entendimiento entre los trabajadores de la obra, que comenzaron a expresarse en idiomas muy dispares.
Otro partidario del monolingüismo fue el oftalmólogo polaco de origen judío Ludwig Lazarus Zamenhof, quien hace más de un siglo dedicó diez años de su vida a diseñar un nuevo idioma, el esperanto, que sirviese como lengua auxiliar internacional. No tuvo suerte el bueno de Zamenhof, pues no logró que país alguno adoptase el esperanto como lengua oficial, aunque se estima que en la actualidad lo hablan entre cien mil y dos millones de personas.
Hoy día puede decirse que el lugar del esperanto lo ocupa el inglés, que se ha convertido prácticamente en un idioma universal. Los científicos hablan y escriben en inglés sus comunicaciones en congresos y revistas; y nadie que desconozca el inglés se aventura a viajar solo por países europeos….
Por eso, me causa verdadera extrañeza la postura de muchos “nacionalistas” obstinados en encumbrar su lengua vernácula por encima del castellano, al que desean sustituir y, si fuera posible, eliminar. Esta situación, que les acarrearía sustanciosas prebendas (puestos docentes y académicos, traducciones, subvenciones estatales, etc.), alcanzó hace unos días su punto álgido al permitirse en el Senado la presentación y defensa de mociones en cinco “lenguas” (castellano, catalán, euskera, gallego y valenciano), acompañadas de su correspondiente traducción simultánea, con “pinganillo” incorporado, lo que significa, según dicen, un gasto de 12000 euros por sesión; o, lo que es lo mismo, unos 350000 euros anuales: mucho dinero en una época de crisis económica..
Dice un refrán muy antiguo que, “cuando el diablo no sabe qué hacer, mata moscas con el rabo”. No niego que si la situación económica de nuestro país fuese boyante, tal vez podrían permitirse estos dispendios, estos ejercicios acrobáticos con el rabo, pero, estando como estamos, no parece que sea ético malversar el dinero de esta forma. Alguien podrá argüir que se trata del chocolate del loro, pero en esta España en que vivimos cada vez hay más loros, tantos que nos estamos quedando sin chocolate.

lunes, 17 de enero de 2011

Una demora excesiva

He pasado este fin de semana en Llanes, aprovechando el “veranillo” que tuvimos la suerte de disfrutar, tan extraño en esta época plenamente invernal.
Paseando por la villa en uno y otro sentido, puedo decir que terminé satisfecho. Las obras que destrozaron Llanes estos últimos meses parece que marchan a buen ritmo. El dragado y acondicionamiento del muelle permiten apreciar una vista de conjunto que resulta casi irreconocible. Ya se ve dónde irá situada la compuerta y en breve la dársena, rellena de pantalanes y barcos, recuperará el aspecto que tuvo tiempo atrás.
Por otra parte, los trabajos de remodelación de la calle principal, en el tramo comprendido entre el puente de la Barquera y el Casino, ya están finalizados. Y en mi opinión el resultado ha sido espectacular; creo que merece los parabienes de todo el mundo, pues está quedando precioso.


Poco a poco, pero muy pronto -pues es sabido que todas las obras públicas comenzadas terminarán antes de las próximas elecciones- la hermosa villa de Llanes, la antigua puebla de Aguilar, acabará siendo -si anteriormente no lo era ya- un lugar ideal y paradisíaco. Sus playas (Sablón, Puerto Chico y Toró), sus fiestas (la Magdalena, San Roque y la Guía) y sus gentes (4000 habitantes, aproximadamente) la convierten en algo único e irrepetible, aunque sus comunicaciones con el oriente constituyen un serio hándicap a la hora de relacionarse con la vecina Cantabria. Las colas de vehículos entre Llanes y Unquera a lo largo del verano resultan suficientemente elocuentes, e irritantes para los usuarios que, año tras año, ven cómo el tramo de autovía, proyectado hace quince años, y que tal vez algún día llegará a unir ambas localidades sigue prácticamente sin comenzar. Hace siglos veinte kilómetros de carretera se construían en menos tiempo y con menos medios. Parece que aquí en Asturias la clase política carece de voluntad (o, al menos, de capacidad) para solucionar los problemas y coger a tiempo el tren de la modernidad.

lunes, 3 de enero de 2011

Volver

Hace poco más de un año dejé de escribir en este blog. Lo consideré clausurado, en la creencia de que carecía de lectores, pues no me constaba que alguien hubiese formulado comentario alguno a favor o en contra del contenido de los diferentes artículos que fui publicando sin una periodicidad precisa. Y es que me resultaba poco confortante escribir exclusivamente para mí solo, sin enterarme del grado de aceptación o de repulsa del blog por parte de mis posibles lectores.
Así las cosas, bloguero frustrado a la postre, hace pocos días, en una visita realizada a la Editorial Everest, en León, me encontré con un buen amigo, Paco Fontecha, al que guardo un gran aprecio pues en años anteriores, siempre con gran maestría y profesionalidad, maquetó algunos de mis libros de texto de Física y Química y Tecnología. Pues bien, Paco Fontecha me sorprendió al manifestarme su extrañeza por la desaparición de mi blog que, según parece, seguía con asiduidad.
En consecuencia, no puedo ni quiero defraudarle. Se lo debo por ser seguidor mío, pues es de sobra sabido que las especies en peligro de extinción han de ser protegidas con sumo esmero. Por ese motivo, reanudo hoy mi participación en “Chindiando´l cabritu” después de un año de ausencia, durante el cual han sucedido muchas cosas: algunos conocidos han muerto, otros se han jubilado, la economía del país se ha ido hundiendo cada vez más, acompañada por el Sporting de Gijón, que lleva muchas, muchas jornadas sin levantar cabeza….; aunque, para compensar -no todo van a ser malas noticias-, desde ayer ya no se fuma en bares, cafeterías y restaurantes.
De todo eso y de más cosas iré escribiendo en entregas sucesivas. De forma crítica, pero con optimismo, pues es esa la única manera aceptable de caminar hacia el futuro: con esperanza y sin rencores, intentando mejorar lo presente, sin dejarse influir por las interpretaciones tergiversadas de algunos medios de comunicación.
Espero que bastantes lectores expresen sus opiniones. Las leeré con sumo agrado, pues posiblemente me sirvan para enfocar mejor otros futuros artículos. Me despido hasta muy ponto.