jueves, 21 de mayo de 2009

Fiesta en el túnel

Los recuerdos de muchos sucesos que en otro tiempo nos impactaron suelen reducirse, con el paso de los días, a una leve neblina que embota, oscureciéndola, una parte de nuestra memoria.
Olvidamos casi todas las cosas que nos han sucedido, hasta que de repente, como el fogonazo de un flash en una habitación oscura, cobra vida el recuerdo de lo que parecía olvidado.
Hago estos comentarios que pueden parecer un tanto filosóficos (o cursis, si se prefiere) porque de pronto se me ha venido a la memoria el recuerdo del túnel del metrotren, ese túnel tan criticado en su día, que fue luego construido y más tarde olvidado. ¿Qué fue de él? ¿Por qué tanto esperar a que el metroten entre en funcionamiento? ¿Es que no hay dinero suficiente para ello? ¿O es que la paternidad de su diseño no se considera políticamente correcta?
Mientras tanto, los trabajos de adecuación del terreno de la Semana Negra, al lado mismo de la antigua Escuela de Ingenieros y de la Escuela de Náutica, transcurren a un ritmo frenético, a pesar de las quejas de los vecinos, del Rector de la Universidad y de la crisis reinante.
Esto me hace pensar: ¿Qué sucedería si la idea del metrotren se hubiese debido a Paco Ignacio Taibo? ¿Seguiría el túnel inhábil como ahora? Se me ocurre que con una iluminación apropiada bien podrían celebrarse en su interior los actos de la Semana Negra. Taibo y sus correligionarios llegarían en el tren al son de pífanos y tambores, saludando a la gente aglomerada en los chiringuitos. Y un dulce aroma de grufas y calamares se esparciría como incienso bajo la bóveda del túnel. ¡Qué gran escenario para tan excelso acontecimiento!

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