lunes, 23 de febrero de 2009

Revolviendo la basura

He leído recientemente en la prensa el dinero que han pagado algunos programas (concretamente “Donde estás, corazón” y “La Noria”) de algunas cadenas televisivas a algunos de sus entrevistados. Me refiero de manera especial a personajes de tan dudosa calidad humana como Julián Muñoz, Farruquito, Luis Roldán o Violeta Santander… Leo las cantidades y la mente se me nubla. ¿Cómo es posible que a “personas” de esa calaña no solo se les permita hablar en televisión sino que, además, se les pague por ello? ¿Nadie con capacidad para intervenir tiene un mínimo de sensatez para evitar que estas cosas sucedan? Delinquir no solo está bien visto; también está bien pagado.
Parece ser que las cadenas de televisión se comportan de esta forma para aumentar su nivel de audiencia. Y los oyentes -mejor sería llamarles “videntes idiotizados”- acaban admirando a los entrevistados, a su forma de desenvolverse ante las cámaras, a su capacidad de mentir…y, ¡cómo no!, acaso les surge el deseo de imitarles en posibles situaciones similares.
No sé lo que pensarán los periodistas de verdad acerca de estos intrusos que denigran a su profesión. A mí, personalmente, me parece nauseabundo revolver en las interioridades de los demás, y exhibir ante las cámaras una mirada estupefacta después de haber pagado suculentas cantidades de dinero por escuchar a los “famosos” a los que entrevistan. No sé cómo no se les cae la cara de vergüenza.
España siempre fue un país de fútbol, toros y pandereta. Habrá que añadir que también es un país de horteras. A propósito: ¿alguien se acuerda de Chiquilicuatre?

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